Gusanos con dos cabezas, los Canales de Qi y un cambio de paradigma
El shiatsu, al igual que otras modalidades de la medicina oriental, se fundamenta en la existencia de los Canales de Qi en el cuerpo. En shiatsu trabajamos con estos Canales mediante presiones, estiramientos y movilizaciones. Los Canales, junto con los puntos o tsubos situados a lo largo de sus recorridos, forman parte de los sistemas de órganos internos. Estos sistemas son funcionales y engloban tanto aspectos físicos como psíquicos vinculados a diferentes órganos del cuerpo: corazón, riñones, hígado, etc. Tradicionalmente se consideran los Canales como flujos de energía vital o Qi.
Durante mucho tiempo, estos conceptos han sido objeto de desprecio por parte de la ciencia materialista y reduccionista, paradigma dominante en las ciencias biológicas y médicas del último siglo. Sin embargo, ese paradigma científico está hoy en un proceso de cambio profundo. Las investigaciones más recientes en biología se están acercando a los conceptos de la Medicina Tradicional China (MTC) sobre la energía vital en sus distintas formas. Cada vez existe un consenso mayor en que el Qi de los Canales puede entenderse como flujos eléctricos en los tejidos del cuerpo, especialmente en las fascias: tejidos conectivos que unen y comunican todo el organismo.
Una explicación clara y sugerente de este enfoque puede encontrarse en el libro La chispa de la máquina de Dan Keown, que además expone cómo el sistema de órganos internos de la tradición china tiene su raíz en los procesos de desarrollo embrionario.
En la MTC, el Jing es la manifestación del Qi que guía el crecimiento y el desarrollo humano desde el inicio de la vida. La biología moderna, por su parte, busca explicar cómo se pasa de una primera célula a un organismo completo con más de 300 000 millones de células. Desde el descubrimiento del ADN, la ciencia ha sostenido que toda la información necesaria para crear un ser humano reside en estas extraordinarias moléculas de doble hélice. Las investigaciones más recientes, sin embargo, muestran que el ADN contiene las instrucciones para producir todos los componentes del cuerpo —como un vasto libro de recetas—, pero no explica por sí mismo cómo surge un ser vivo organizado: qué es arriba o abajo, delante o detrás, ni la ubicación de órganos como corazón, hígado, riñones u ojos.
En este terreno destacan las investigaciones de Michael Levin y su equipo en la Universidad de Tufts (EE. UU.), cuyos hallazgos son tan sorprendentes como reveladores. Levin sostiene que el desarrollo está regulado por la bioelectricidad, y lo ha demostrado experimentalmente al manipular los campos bioeléctricos que controlan el crecimiento celular. Entre sus experimentos más impactantes se encuentran aquellos en los que ha logrado crear gusanos con dos cabezas.
Puedes escuchar al propio Levin y ver los resultados en este video de YouTube:
Michael Levin – Los planos eléctricos que orquestan la vida
Así, la ciencia moderna se va acercando, por caminos propios, a las intuiciones de la Medicina Tradicional China. La MTC no es una medicina científica en el sentido contemporáneo, sino que utiliza explicaciones metafóricas para describir el funcionamiento del cuerpo y la mente. Por ejemplo, compara el flujo del Qi con el flujo del agua: los Canales son como arroyos y ríos, y muchos tsubos se describen como pozos, manantiales o ríos. Del mismo modo, en la enseñanza moderna de la electricidad se utiliza la metáfora del agua: la electricidad fluye de un potencial más alto a uno más bajo, igual que el agua desciende de lo alto hacia lo bajo.
Estamos, pues, en una época de cambio de paradigma en la biología y la medicina. Este cambio abre posibilidades inmensas tanto para el desarrollo de la medicina científica como para el reconocimiento del valor del trabajo que realizamos en shiatsu.