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Cuenta Cuentos

 

Shiatsu y la suegra.

 

Cuenta la leyenda que en Japón vivía una hermosa joven llamada ShiaTsu, quién no se llevaba bien con su suegra, ya que ésta estaba celosa porque se había llevado a su hijo, pero también por su juventud y energía.

 

Un día, la joven ShiaTsu fue a consultar a un viejo sabio del bosque. Le relató su problema y le pidió un veneno para matar a su suegra. El sabio le entregó un veneno que tardaba tres meses en hacer efecto y le dio la siguiente recomendación: “Con la excusa de ir a tomar el té todas las tardes, le pondrás dos gotitas del veneno en su taza. Para que nadie sospeche nada, le darás una sesión de masaje después de tomar el té. No tardará en morir sin que nadie se dé cuenta de que fuiste tú”

 

ShiaTsu fue a su casa y al día siguiente inició su plan. Como le había dicho el sabio, fue a tomar el té y después le dio el masaje. Y así lo hizo todos los días. Entretanto, la joven y su suegra sufrieron un cambio: a medida que charlaban se iban conociendo cada vez más y no sólo dejaron de ser rivales, sino que se hicieron amigas.

 

Continuó el ritual del té y de los masajes hasta que sólo quedó veneno en el frasco para un día. ShiaTsu sintió que su suegra no era tan mala y que había demostrado ser una mujer con unos malos hábitos que ya no tenía.

 

La joven fue a ver al sabio y le dijo exaltada: “ No sé qué ha pasado. He hecho lo que me dijo durante los tres meses, pero en lugar de sentirse cada vez peor y morir, se ha vuelto buena y amable. ¡Ahora no quiero que muera, la extrañaría mucho! Por favor, ¡déme un antídoto!”

 

El sabio sonrió y le dijo: “Lo que te di en el frasco no era veneno, sino agua de rosas. El masaje ha sido lo que os ha hermanado” ShiaTsu quedó tan encantada con el poder de las técnicas de masaje que se encargó de difundirlo por todo el mundo.

 

 

 

Gracias a Arantxa de Bilbao para mandarme esta versión de la antigua historia. Lo había conocido de antes aunque quedo en el olvido. Esta en el libro “Do It Yourself Shiatsu” de Wataru Ohashi

 

Recuerdo ahora que lo contó a un grupo de estudiantes terminando su formación de shiatsu. Uno de los hombres se puso una cara y le pregunté:

 

“¿No has gustado el cuento?”

 

“No es eso, estoy un poco mosqueado con mi mismo.”

“He dado muchas, pero muchas sesiones a mi suegra como parte de las prácticas de la formación.”

“Pero nunca me ocurrió lo del veneno………..

 

 

La Maestría
 

Cuando el alumno está listo, el maestro aparece…

 

Hace muchos años un hombre iba en busca de un maestro Zen.

 

Entró en un monasterio y ahí en el centro del patio había un hombre practicando Tai Chi con unos movimientos fluidos y armónicos.

 

Le pregunto “¿Vd. Es el maestro?” “No, está por ahí”

 

Siguió y encontró un monje barriendo las hojas.

 

Le preguntó “Sabe Vd. Donde está el maestro?”

 

“Está por ahí en ese edificio”

 

Siguió, entró en el edificio que era el de los servicios, encontró un monje de rodillas limpiando un WC.

 

Le preguntó “ ¿Sabe Vd. Donde está el Maestro?”

 

El monje respondió: “Yo soy el Maestro”

 

 

ADVERTENCIA: No todas las personas que se encuentran limpiando la porquería de los demás son Maestros Zen, aunque merecen nuestro agradecimiento.

 

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